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miércoles, 2 de junio de 2010

Rosario Castellanos

"No son nube ni flor los que enamoran;
eres tú, corazón, triste o dichoso..."

Rosario Castellanos

Nació en la Ciudad de México, el 25 de mayo de 1925. Vivió su infancia y adolescencia en Comitán, Chiapas, México; al extremo sur del territorio mexicano, lugar que influyó poderosamente en la atmósfera y estilo de sus obras, como se puede apreciar al leer su trilogía indigenista: el cuento Ciudad Real sobre la cultura indígena "milenaria sojuzgada y oprimida durante siglos pero que ahora clama por su derecho a existir"; las novelas Balún-Canán (Nueve estrellas, nombre indígena de Comitán) sobre el conflicto racial; y la vida cotidiana y Oficio de Tinieblas, basada en el levantamiento de los chamulas en 1867 enfocada en el conflicto por la tierra entre hacendados e indígenas.

Estudió la licenciatura y la maestría en filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Con una beca del Instituto de Cultura Hispánica estudió cursos de posgrado sobre estética en la Universidad de Madrid.

Fue promotora cultural en el Instituto de Ciencias y Artes en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; directora de Teatro Guiñol en el Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, en el Instituto Nacional Indigenista en San Cristóbal, Chiapas; directora general de Información y Prensa de la Universidad Nacional Rosario Castellanos


Se le nombró embajadora de México en Israel de 1971 a 1974.

Fue becaria Rockefeller en el Centro Mexicano de Escritores de 1954 a 1955.

Obtuvo el Premio Chiapas 1958, por Balún Canán. En 1961 se le otorgó el Premio Xavier Villaurrutia por Ciudad real. En 1962 su libro Oficio de tinieblas obtuvo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz. Además, fue merecedora al Premio Carlos Trouyet de Letras, 1967, y al Premio Elías Sourasky de Letras, 1972.

Sus últimos años los dedicó al servicio exterior. Fue nombrada Embajadora de México en Israel en 1971, desempeñándose como catedrática en la universidad Hebrea de Jerusalén, además de su labor de embajadora.

Falleció en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974, a consecuencia de una descarga eléctrica provocada por una lámpara cuando acudía a contestar el teléfono al salir de bañarse.


Su obra ha sido incluida en diversas antologías y traducida a varios idiomas, trata temas los políticos, ya que concebía al mundo como "lugar de lucha en el que uno está comprometido", como lo expresó en su poemario Lívida Luz.

Consideraba la poesía como "un intento de llegar a la raíz de los objetos" mediante la metáfora. Cada tema lo trataba ligado con lo cotidiano y con el interés por el papel de la mujer en la sociedad y por la crítica del enfoque sexista, ejemplificado por su cuento Lección de cocina: cocinar, callarse y obedecer al marido.



Obra publicada:

CUENTO:

Ciudad real, Universidad Veracruzana, México, Ficción, 17, 1960.
Álbum de familia, Joaquín Mortiz, Serie del Volador, México, 1971.
Los convidados de agosto, Era, México, 1974.


ENSAYO:

La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial, Instituto Nacional de la Juventud,
Cuadernos de la Juventud, México, 1966.
La corrupción (1970)
Mujer que sabe latín (1973)
El uso de la palabra, Excelsior, Serie Crónicas,
México, 1974; Editores Mexicanos Unidos, México, 1987.
El mar y sus pescaditos (1975). Colección de artículos periodísticos.

Mujer que sabe latín..., Secretaría de Educación Pública, SepSetentas, 83, México, 1974; Secretaría de Educación Pública/Fondo de Cultura Económica, Lecturas Mexicanas, México, 1984.


NOVELA:

De la vigilia estéril (1950)
El rescate del mundo (1952)
Balún-Canán (1957)
Oficio de tinieblas, Joaquín Mortiz, México, 1962.


POESÍA:

Trayectoria del polvo, El Cristal Fugitivo, México,1948.
Apuntes para una declaración de fe (1948)
De la vigilia estéril (1950)
Dos poemas (1950)
El rescate del mundo, Dirección de Prensa y Turismo del estado de Chiapas, México, 1952.
Presentación en el templo, Madrid, España, 1951; 2a.ed., en Revista Antológica, México 1952.
Poemas:1953-1955, Metáfora, México, 1957.
Al pie de la letra, Universidad Veracruzana, México,1959.
Salomé y Judith, Jus, Voces Nuevas, 5, México, 1959.
Lívida luz, Universidad Nacional Autónoma de México,1960.
Materia memorable (1969)
La tierra de en medio (1969)
Poesía no eres tú, obra poética 1948-1971, Fondo de
Cultura Económica, Letras Mexicanas, México, 1972.


TEATRO:

Tablero de damas (1952) El eterno femenino, estrenada en 1976; Fondo de Cultura Económica, Popular, 144, México, 1975.

A Rosario Castellanos le interesó siempre el teatro como medio de expresión, como manera de llegar a un público más amplio y diverso y de poder comunicarse con él.

Sin embargo no se dedicó al género hasta muy tarde y nunca llegó a publicar El eterno femenino, obra que terminó de escribir pocos meses antes de su muerte, ocurrida en 1974.

El tema de la mujer, de su situación en el mundo, fue una de las preocupaciones constantes de Rosario Castellanos.

Así, no es de extrañar que El eterno femenino tenga un carácter abiertamente feminista,
sin perder por eso la ternura y el buen humor que caracterizan toda la producción que nos ha dejado Rosario Castellanos en la lírica y la prosa.

Información obtenida de:

http://www.sololiteratura.com/ros/rossemblanza.htm
http://members.tripod.com/Heron5/caste.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Rosario_Castellanos

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Dos meditaciones

I
Considera, alma mía, esta textura
Áspera al tacto, a la que llaman vida.
Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos
y en el color, sombrío pero noble,
firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.
Piensa en la tejedora; en su paciencia
para recomenzar
una tarea siempre inacabada.

Y odia después, si puedes.

II
Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?
¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?
¿Castrar al potro Dios?
Pero Dios rompe el freno y continua engendrando
magníficas criaturas,
seres salvajes cuyos alaridos
rompen esta campana de cristal.

Rosario Castellanos









El otro
¿Por qué decir nombres de dioses, astros
espumas de un océano invisible,
polen de los jardines más remotos?
Si nos duele la vida, si cada día llega
desgarrando la entraña, si cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero está
presente a todas horas y es la víctima
y el enemigo y el amor y todo
lo que nos falta para ser enteros.
Nunca digas que es tuya la tiniebla,
no te bebas de un sorbo la alegría.
Mira a tu alrededor: hay otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura de tu muerte.

Rosario Castellanos









Elegía

Nunca, como a tu lado, fui de piedra.

Y yo que me soñaba nube, agua,
aire sobre la hoja,
fuego de mil cambiantes llamaradas,
sólo supe yacer,
pesar, que es lo que sabe hacer la piedra
alrededor del cuello del ahogado.

Rosario Castellanos









Elegías breves

I
Al pie de un sauce, triste Narciso de las aguas,
o cerca de una roca inexorable
quiero dejar mi cuerpo
como el que deja ropas en la playa.
Ay, mis brazos, guirnaldas desceñidas,
ay, mi cintura quieta entre las danzas.

No soy de los que exprimen
su corazón en un lugar violento.
Soy de los que atestiguan
la belleza y la muerte de la rosa.

II
Si pudiera mirarte, bella tan sólo, rosa,
y detener mis ojos largamente en tus pétalos
como una sed que duerme a la orilla de un río.

Si te mirara sólo, sin amarte,
con este amor convulso y desgarrado
de quien siente tu fuga irrevocable.

Ah, si yo no quisiera disecarte,
amarilla, en las páginas herméticas de un libro
con el afán inútil del que conoce el tiempo.

Rosario Castellanos










En el filo del gozo

I
Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo:
que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme
y resbale en espuma deshecha y humillada.

Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta,
palabras que los vientos dispensan como pétalos,
campanas delirantes al crepúsculo .

Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros,
todo lo que los lagos atesoran de cielo
más el bosque y la piedra y las colmenas.

Cuajada de cosechas bailo sobre las eras
mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas.

Venturosa ciudad amurallada,
ceñida de milagros, descanso en el recinto
de este cuerpo que empieza donde termina el mío.



II
Convulsa entre tus brazos como mar entre rocas,
rompiéndome en el filo del gozo o mansamente
lamiendo las arenas asoleadas.

Bajo tu tacto tiemblo
como un arco en tensión palpitante de flechas
y de agudos silbidos inminentes.

Mi sangre se enardece igual que una jauría
olfateando la presa y el estrago
pero bajo tu voz mi corazón se rinde
en palomas devotas y sumidas.



III
Tu sabor se anticipa entre las uvas
que lentamente ceden a la lengua
comunicando azúcares íntimos y selectos.

Tu presencia es el júbilo.
Cuando partes, arrasas jardines y transformas
la feliz somnolencia de la tórtola
en una fiera expectación de galgos.

Y, amor, cuando regresas
el ánimo turbado te presiente
como los siervos jóvenes la vecindad del agua.

Rosario castellanos








Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras...

Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras
como con una cesta de fruta verde, intactas.

Los fragmentos
de mil dioses antiguos derribados
se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo
recomponer su estatua.
De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.
Y no miro los templos sumergidos;
sólo miro los árboles que encima de las ruinas
mueven su vasta sombra, muerden con dientes ácidos
el viento cuando pasa.
Y los signos se cierran bajo mis ojos como
la flor bajo los dedos torpísimos de un ciego.
Pero yo sé: detrás
de mi cuerpo otro cuerpo se agazapa,
y alrededor de mí muchas respiraciones
cruzan furtivamente
como los animales nocturnos en la selva.
Yo sé, en algún lugar,
lo mismo
que en el desierto cactus,
un constelado corazón de espinas
está aguardando un hombre como el cactus la lluvia.
Pero yo no conozco más que ciertas palabras
en el idioma o lápida
bajo el que sepultaron vivo a mi antepasado.

Rosario Castellanos









Lo cotidiano

Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia;
las paredes sin ojos,
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.

Para el amor no hay tregua, amor. La noche
se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.

Rosario Castellanos

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